La interioridad.

Todos tenemos una dimesión interior, una intimidad de pensamientos, sentimientos y deseos que solo es accesible para nosotros. Esa interioridad nos permite vernos como realizadores de nuestra propia vida, seres con iniciativa propia, creadores de pensamientos y de decisiones. Estamos dotados de autoconsciencia: somos conscientes de que existimos y de que nos relacionamos con el mundo y con los demás, lo que nos permite darnos cuenta de nuestras posibilidades y limitaciones. Pero la imagen que cada cual se hace de sí mismo depende en gran parte de como nos perciban los demás, porque somos profundamente sociales.

Ética.