No todos los cuentos tienen final feliz...

Al principio ni si quiera se llevaban bien, no paraban de insultarse, se picaban continuamente, no se soportaban el uno al otro; pero un día de éstos normales de los que no se espera nada especial, empezaron a hablar y descubrieron algo el uno en el otro que los atraía con fuerza a contárselo todo y a confiar el uno el otro.

Ella le queria muchísimo, era su mejor amigo. Él la amaba, la amaba como nunca amó a nadie y se lo confesó.

La chica estaba aturdida, emocionada, confundida y de mil formas más, ¿quién iba a fijarse en ella? una chica mediocre, sin nada aparentemente especial. Esto le hizo cometer el mayor error que cualquiera puede cometer en estos casos: se engañó a sí misma y le engañó a él. Se hizo creer a sí misma que lo amaba cuando realmente lo quería. 

Ambos siguieron adelante con una relación que apuntaba a ser preciosa y contradictoria a la vez. Ella realmente no lo tenía claro del todo pero cuando tuvo verdaderamente las cosas claras, ya era muy tarde para intentar remediar el dolor que le produjo a él al decirle que lo quería como un amigo especial y nada más. 

En adelante, las cosas cambiaron, el mundo de ambos se desmoronó, cada uno a su manera. Por un lado él no podía olvidarla y menos si tenía que verla todos los días; por el otro, ella no paraba de pensar en lo que pudo haber sido y no fue, en lo que eran antes de todo y en lo que se habían convertido ahora, en el daño que se hacían ahora con solo mirarse, mirarse en los mismos ojos que reflejaban antes un cariño mutuo. Cada vez que hablaban acababan discutiendo, ella quería pararlo de algún modo, intentaba con todas sus ganas que todo volviera a lo que era antes, pero era mucho más complicado que todo eso. Y tuvo que madurar antes de tiempo para verlo. Tuvo que perder una persona importantísima en su vida para comprenderlo. Tuvo que derramar todas las lágrimas de su cuerpo hasta entender que todo había acabado y que nada volvería a ser lo que fue y que había sido tan solo su culpa.

# Es mi historia, sí; y en realidad faltan muchas cosas por decir. Hay una que no hace falta que mencione, pero lo haré: Sí, soy tonta, soy una mala persona soy lo peor y me odio.