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domingo, 27 de noviembre de 2011

De mí para tí, Gigante ;)

En esto que Cúpido le lanza una Flecha a una pobre Mapache Gigante Enyoncada, a la que no llega a afectarle del todo salvo porque la había despertado el día de su cumpleaños. Que bien, 16 años ya, conforme iba pensándolo llaman a la puerta, pero solo había una caja envuelta  y encima de ella una tarjeta:



La Mapache Gigante abrió la caja, dentro había un Cojín Verde en el que había una cara sonriente y en el que se leía: Nacimos para ser felices, no para ser perfectos. Bonito detalle para empezar la mañana, pero no sabía de quién podría ser. Lo cogió y lo puso sobre una silla realmente incomoda y se puso a hacer el desayuno, pero entonces se percató de que había una Cesta sobre la encimera. ''¿Y ésto?'' pensó. Fue a ver, y dentro había una Rata; de primeras a la Gigante no le asustó, además observó que ésta tenía otra tarjeta:


Acto seguido, miró a la Rata, pero ésta le mordió y salió corriendo. Aunque a la Mapache Gigante lo que le hubiera gustado es correr tras ella para pisotearla, se reprimió pensando en aún en la cesta. Miró si habría algo más en ella y efectivamente, encontró dos Gorras. Ambas eran preciosas, la única diferencia que parecían tener a simple vista era que en una se podía leer: Unxi y que la otra parecía estar hecha de otro material. Se probó la primera: ‘’No está mal’’ dijo ‘’A ver la otra…’’, al coger la otra Gorra, se cortó la mano: sus Bordes estaban muy afilados, por lo que el más suave roce podía ocasionar una herida. Con cuidado, cogió la gorra y la llevó a un parque donde la quemó.
Se dio cuenta de que ya era medio día y aún no había probado bocado, por lo que tomó un Tranvía que la llevó directamente a un Bar que había por allí. Cuando entró pudo comprobar que estaba realmente solitario, pero no le importó, tenía hambre, ya eran las 5… pero cual fue su sorpresa al ver que el camarero era una especie de Oveja con una cámara colgada al cuello. La Mapache, fuera de lugar, le pidió el menú del día, mas cuando Oveja se fue, escuchó un ruido metálico que venía de la puerta. Se giró bruscamente y divisó algo parecido a una Percha que se movía a los lados, tenía otra tarjeta más:



Examinaba la letra y la Percha cuando llegó el camarero con un plato de Guisantes. Se volvió a sentar, contrariada se guardó la tarjeta y se dispuso a comer. “Que buenos están estos Guisantes”, le dijo al camarero, éste agradeció el comentario con una sonrisa. Una vez hubo terminado, se fui de allí, pero el Tranvía ya no estaba, por lo que optó por andar un poco. Cogió un atajo y se dirigió hacia el bosque, donde tras mucho andar, se encontró en un lago. Se paró allí a descansar y vio un pez a lo lejos que se iba acercando. Una vez llega a la orilla, le dice a la Gigante Enyoncada:

-Hola, cómo te llamas?
+María,¿tú?
-Pezqueñín… ¿qué te trae por aquí?
+Bueno… es mi cumpleaños y me he Perdido…
Antes de que Pezqueñín pudiera contestar, apareció un Lobo con una inmensa chaqueta que hizo huir al pez. El Lobo tenía una sonrisa pícara que hizo desconfiar a la Gigante, sin embargo sus ojos le transmitían otra cosa. Éste le hizo un gesto para que se subiera sobre ella y así lo hizo; el Lobo se cansó de correr, encima se había hecho tarde y la dejó a mitad de camino, no obstante, le regaló unas Zapatillas. Parecían unas adidas negras con las chapoletas echadas a un lado. Antes de extrañarse prefirió continuar su camino, así que se las puso: “Qué cómodas me siento con ellas”; parecían unas Zapatillas hechas a medida para ella, eran perfectas.
Gigante iba tan absorta en sus pensamientos sobre lo extraño que estaba siendo su día, que no reparó en el punto hasta el que había traspuesto. Tenía ante ella un teatro. Decidió entrar, total, su casa aún estaba lejos, un descanso no le haría daño.
Abrió la puerta y caminó por un pasillo muy estrecho enfundado por una alfombra roja preciosa y recubierto por una serie de cuadros en los que no se fijó hasta verse en uno. Salía cogida por sus sonrientes padres, ella era un bebé y parecían estar celebrando su nacimiento. Siguió observando y en otro cuadro salía junto a una niña de pelos rizados que la abrazaba con fuerza, era su hermana; en otro cuadro salía con una chica rubia con la apariencia de una modelo, era su mejor amiga. Ella continuaba andando, pero de uno de los cuadros salió  un Yeti que se fue corriendo por donde ella había entrado, luego salió un Duende subido sobre un Gato negro que llevaba en la boca un Limón, salió también una Tabla que sostenía una Hormiga y por último un Pajarillo Azul que no paraba de decir: “Tweet Tweet”. Todos estos curiosos personajes corrieron hacia adelante, Gigante les iba a seguir, pero apareció un Caballo malhumorado junto a una chica de aspecto indio, similar a Pocahontas, sonriendo, ambos la acompañaron hasta el final.
Entonces llegó a la puerta que indicaba el fin de ese tramo; subió unas escaleras y de repente todas las luces se apagaron, quedó todo tan oscuro que lo único que la Gigante era capaz de ver era negro y más negro. Se encendió un solo foco que la señalaba a ella y ambos acompañantes desaparecieron, estaba en un gran escenario, pero el único público era un Palo que aplaudía eufóricamente y con la mirada iluminada. Volvieron a apagarse las luces y comenzó a sonar un Teléfono, lo cogió guiándose por el sonido que éste emitía y escuchó una voz grave y a la vez aguda decirle:

-SI quieres puedes, pero si ni siquiera lo intentas, nunca podrás.
+Pero… ¿quién eres?
-Me llamo Trolito. Antes de colgar te tengo que decir que la Vergüenza no lleva a ninguna parte y que nunca te infravalores porque siempre habrá alguien que sonría solo por el hecho de que tú hayas nacido.

El Mapache sonrió, pero siguió sin comprender nada. Justo al colgar, se encendieron de nuevo unos focos que la iluminaron, pero ésta vez estaban todos los asientos llenos de gente, animales y objetos extraños que aplaudían.
Se le acercó una perra negra con una última tarjeta:


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¿Recuerdas que te dije que algún día lo haría? ¡Pues aquí está! 
Bueno... en primer lugar que pretendía sacarte alguna sonrisa recordando cosas conforme leías; espero que hayas tenido en cuenta el mensaje de las tarjetas y demás. Que te quiero y que MUCHAS 

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