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domingo, 1 de marzo de 2015

"Yo, mí, me, conmigo, para mí, mío"

Nos cuesta tanto apreciar a las personas que nos rodean. Nos cuesta tanto darnos cuenta de que, en nuestra individualidad, no estamos solos. Darnos cuenta de que no somos el centro del mundo. Nos cuesta demasiado dar las gracias, pedir perdón o saludar a los vecinos. Ya ves tú, decir "hola" o  "hasta luego". Nos cuesta mover entre 15 y 17 míseros músculos para dedicar una pequeña sonrisa al del bus o a la dependienta. O lo que es peor, a veces hasta nos cuesta aceptar la de otros: "¿qué mira ese?" "¿qué quiere?". Vivimos en una sofocante burbuja que nos exime de lo que ocurre a nuestro alrededor. Y que nadie toque nuestra zona de confort porque "vi en las noticias que hay mucho violador suelto y seguro que ese hombre que me está mirando lo es", o porque "esa chica que me está hablando en realidad quiere algo más que saber dónde está el centro, está clarísimo".


Y esto con personas que no conocemos, porque ahora viene lo mejor. Me refiero a las personas que sí conocemos. Esas personas que por x circunstancias se han cruzado en tu vida y con la que has intercambiado como mínimo tiempo, que ya es, y oye, se da que después de un tiempo te la cruzas, os miráis y pensáis "¿saludará?" esperando que el otro lo haga, vaya a ser que hagas el ridículo o que quedes por debajo porque igual ni se acuerda de ti y quedas como el culo... 

Otra buena. Los amigos, ya no conocidos, amigos. Bueno, ex amigos. Esos que sufren una mutación y se convierten en estrellas fugaces que rara vez puedes ver. Suele pasar que de repente, un día, aparecen entre las sugerencias de alguna de tus redes sociales y tú los miras para ver cómo les va. Suele pasar que, si se da el extrañísimo caso de que te las encuentras en algún sitio y os veis, haya un intenso juego de miradas en el que algo te paralizará como para decir algo, o en el peor de los casos, te obligará a acercarte y preguntar falsamente por su vida cuando ya lo sabes todo y no porque él o ella te lo hayan dicho, sino porque eres un/a cotilla que, en el fondo, aún recuerda con cierto cariño aquellos buenos momentos pasados con esa persona. Después de una corta conversación cargada de "ya no tenemos nada que ver", todo termina en un "¡pues a ver si sacamos tiempo y nos vemos!" que todos traducimos en un triste pero cierto "no nos vamos a ver, pero como despedida queda bien". 

Y las más horribles faltas de respeto que se pueden dar. Las que cometes con las personas a las que se supone que más quieres. Esas personas con las que has compartido y aún compartes la mayor parte de tu tiempo. ¿Cómo? Eso es lo peor. No nos damos cuenta, pero son las personas con las que más pecamos y todo porque tenemos la certeza de que entenderán tus deslices. Pero pequeño/a, te revelaré algo: son personas como tú. Sí sí, y como tú, también se cansan. Se cansan de que llegues tarde, de que las dejes tiradas a última hora, de que no saques tiempo ni para llamarlas (bueno, o whatsappearlas) para preguntar "qué tal" de vez en cuando, de que no aprecies que ellas sí lo hagan, de que no seas capaz de sacar un mínimo de 5 minutos para verla porque "tengo muchas cosas que hacer, otro día" y de que pidas perdón por todo esto y más y sigas haciéndolo. La lista es interminable por desgracia, pero así somos. O así nos hemos vuelto: personas egoístas que viven SU vida sin contar con que irremediablemente SU vida forma y está  formada por un poco de la de los demás. 

Aunque personalmente no me extraña, cada vez menos. Está más que comprobado que las personas actuamos la mayoría de veces como fichas de dominó y que al toque de una, otra cae y hará caer a otra y así infinitamente. Y es que es así. Por ejemplo, cuando alguien de tu entorno tiene una mala contestación cualquier día, lo primero que se suele hacer es pensar en lo imbécil que es y tomar represalias para la próxima. Y dirás "hombre no, si te parece". Y yo diré "¿has pensado en si tal vez le pasa algo,? o en las veces que lo has hecho tú por lo que sea, ¿te habría gustado que te la hubieran devuelto así sin más?". No sé,  no digo tampoco que haya que entregarse al resto, primero tú y luego los demás, está claro. También lo está que cada persona es un mundo y reacciona de forma distinta en cada situación. Pero es que parece que el pensar mal, ser egoísta y no reparar en el resto de vez en cuando se está volviendo en algo normal y, sinceramente, a mí no me lo termina de parecer.


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Llamadme loca o algo, pero yo lo veo así. 
Ahora, quien lo diga, que explique porqué, que sinceramente estaré encantada de ver otros puntos de vista. 
Ale, mi indignación y yo damos las buenas noches :*

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